Monday, October 19, 2009

LIBERTAD PARA CUBA

Hoy 20 de octubre se cumplen 141 años que en el Bayamo liberado por las tropas mambisas, se cantó por primera vez nuestro Himno Nacional.

Y con la fuerza de esas amadas notas que llaman al combate, convocamos hoy a todos los cubanos, dentro y fuera de Cuba para juntos, puestos de pie, reclamar



Únete a esta manifestación cibernética para exigir al ilegítimo régimen castrista
Libertad incondicional para los presos de conciencia.
Libertad de expresión, asociación y reunión.
Libertad de acceso a la información incluyendo Internet y otras nuevas tecnologías.
Libertad de movimiento, dentro de la isla y para salir y entrar del país.
Basta de discursos gastados, consignas estridentes y dogmas obsoletos. Es hora de recuperar la conciencia del valor y la dignidad de la libertad.

Saturday, October 17, 2009

Carta Abierta al canciller Miguel A. Moratinos

Excelentísimo Sr. Miguel Ángel Moratinos Cuyaubé
Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación

Con gran pena hemos conocido su proyectada visita a Cuba el próximo 18 de octubre. Un viaje que servirá para legitimizar, nuevamente, a un régimen que ejerce su poder ilegalmente y que de manera institucional priva a sus ciudadanos de todos los derechos civiles y humanos que España reconoce a los suyos.

No le vamos a pedir que interceda por nuestros presos políticos. Eso podría conducir a que el régimen le concediera graciosamente la libertad de algunos de ellos en un alarde publicitario de buena voluntad. Pero de nada serviría mientras las leyes que mandan a la cárcel hombres inocentes por ejercer sus derechos humanos y ciudadanos a la libertad de expresión y movimiento se mantienen vigentes. Sólo su derogación inmediata permitirá la liberación incondicional de los sancionados y prevendrá que nuevos atropellos ocurran en el futuro. Eso es lo que el pueblo cubano necesita y exige. Derogar los decretos que legalizan la esclavitud de los cubanos. ¿Estaría usted dispuesto a discutir este punto con el régimen de La Habana?

No dudamos que luego de su visita, como ha ocurrido en otros casos, se convierta usted en abanderado de la eliminación del embargo estadounidense. Sólo le recordamos que el desastre económico y social de Cuba poco tiene que ver con esta sanción impuesta por un gobierno soberano a un régimen que confiscó sin compensación las propiedades de sus ciudadanos en Cuba. Por cierto, también robó entonces la de los españoles y, no lo dude, en cualquier momento puede volver a suceder. La eliminación del embargo debe ir acompañada de la restitución al ciudadano común del derecho a comerciar con todo el mundo, dentro y fuera del país. Abogar porque Estados Unidos otorgue créditos al régimen para que pueda pagar a los ciudadanos que usted representa no es suficiente. El prestigio de España merece una postura digna y honorable de principios éticos, mucho más importantes que las ambiciones empresariales de algún poderoso grupo. Ignorar los derechos fundamentales del pueblo cubano a ejercer su libertad económica para generar su propia riqueza es, cuando menos, hipocresía por no decir infamia.

Comprendemos su negativa a recibir a la oposición. Los grandes intereses económicos del pueblo que representa le obligan a no molestar al régimen de los Castro recibiendo a quienes no comparten la ideología oficialmente impuesta por el partido único. Los mismos intereses que soñando con las posibles ganancias de un mercado virgen, han ayudado a sostener económicamente al régimen, han contribuido a prostituir nuestra juventud, han aceptado pasivamente el apartheid de nuestros nacionales y han fomentado la servidumbre laboral aceptando empleados impuestos por organismos oficiales en calidad semi-esclavos.

Nuestro pueblo, Sr. Moratinos, sigue amando a España, su Madre Patria. Pero también ama la libertad como ha demostrado el sublime plebiscito de su martirologio, como diría en 1873 el más grande de los cubanos, José Martí, ante la recién constituida República Española:
"Entiendo, al fin, que el amor de la mercancía turbe el espíritu, entiendo que la sinrazón viva en el cerebro, entiendo que el orgullo desmedido condene lo que para sí mismo realza, y busca, y adquiere; pero no entiendo que haya cieno allí donde debe haber corazón."
Firma esta carta y haz valer tu voz de cubano digno

Saturday, October 10, 2009

10 de Octubre: Otro Grito de Yara

Hoy se cumplen 141 años del Grito de Yara, el alzamiento que inició la lucha de Cuba por su libertad. Y quiero rendir el homenaje que merecen aquellos próceres fundadores de la Patria con un análisis desapasionado de la Historia de Cuba, que más que panteón de héroes para usar demagógicamente con propósitos personales es obra y resumen de hombres y mujeres de diversas tendencias que contribuyeron substancialmente a la formación de nuestra nación. Olvidémonos por un rato del culto a la lucha armada y la intransigencia revolucionaria y busquemos la lección que deja esta amada fecha a la formación del futuro ciudadano dispuesto a buscar cauces civilizados para dirimir sus diferencias políticas, apto para la libertad y la tolerancia.


El alzamiento de La Demajagua no fue un hecho fortuito encabezado por próceres iluminados sino el estallido de una nacionalidad conformada por disímiles elementos y cuidadosamente fomentada desde un siglo antes por pensadores de la talla de José Agustín Caballero, José de la Luz y Caballero, Francisco Arango y Parreño, José Antonio Saco, Félix Varela y otros que aspiraban a la madurez social por medio del fomento de la instrucción pública y la educación moral del individuo que le capacitaran para el ejercicio de la libertad. Reformistas, autonomistas y separatistas, con diferencias de criterios sobre los métodos a emplear, contribuyeron con sus críticas y propuestas de cambios a plantar la semilla de la nacionalidad cubana expresada en un pensamiento político anticolonial. Simplemente, tenían un objetivo común: cambiar el régimen colonial imperante caracterizado por la falta de libertad económica, los altos y arbitrarios impuestos, el rígido control sobre la actividad comercial, el uso de fondos extraídos de la isla en objetivos ajenos al interés nacional como el financiamiento de guerras en otros territorios del continente y la falta de representación política en el gobierno de la isla.

Cualquier coincidencia con la Cuba actual no es pura coincidencia. Como si el tiempo se hubiera detenido y la historia retrocedido, los cubanos de hoy sienten la misma frustración ante un régimen militar ilegal y siguen añorando y batallando por la libertad de decidir sobre sus vidas; el respeto a su iniciativa individual, a su libertad expresión; el derecho de reunión y asociación a la formación de partidos políticos. El derecho, en fin, a que las ideas no sean encarceladas.

Aquellos hombres cultos y ricos que iniciaron la lucha el 10 de octubre de 1868 - Céspedes, Aguilera, Agramonte, por citar los nombres más emblemáticos- no eran superhombres pero tenían la conciencia de Nación y Libertad que les daba fuerzas para cumplir su deber con la Patria. Dueños de dotaciones esclavos se convirtieron en paladines de su liberación; figuras prominentes del la sociedad, no vacilaron en convertirse en ilegales, conscientes de que serían desposeídos de sus bienes, juzgados como delincuentes y fusilados si eran derrotados. Para ellos, nuestro homenaje y gratitud y respeto.

Pero ¿Podrían las armas separatistas establecer una república independiente, moderna y viable? ¿Quién podía garantizar que tras la derrota del ejército español, el país no cayera bajo el control de Francia, Inglaterra o Estados Unidos, como había alertado Saco? Poco se habla de aquella petición de la República en Armas al gobierno del presidente Ulises S. Grant, firmada el 29 de abril de 1869, para anexar a Cuba con la Unión Americana a quien miraban como ejemplo de democracia y libertad. Si hubiera fructificado, Cuba habría pasado a ser otro estado de la Unión y sólo la reticencia estadounidense a perjudicar sus relaciones con España lo impidió. Y aquella otra guerra organizada por Martí e30 años más tarde sirvió de pretexto para la intervención norteamericana en Cuba y Puerto Rico.

Cuando tras 390 años de férreo gobierno militar colonial y 34 años de tradición guerrera nace finalmente la República, la falta de tradiciones civiles e inexperiencia en el arte de gobernar desembocó en una especie de autoritarismo electoral mezcla de corrupción y caudillismo, huérfana del espíritu de respeto a la leyes y las instituciones democráticas. Y la nueva generación nacida con la república, ansiosa de participar en la vida política de su Patria pero marcada por el pecado original de la violencia enarboló las banderas de la revolución en 1933 para derrocar a Gerardo Machado, que sirvió para entronizar a Fulgencio Batista en la política cubana.

Pese a todo, aquella república fue capaz, en apenas 57 años, de alcanzar una de las posiciones más avanzadas entre las naciones latinoamericanas, aventajando en diferentes aspectos a muchas naciones europeas de la posguerra. Y logró promulgar en 1940 una Constitución ejemplar violada en 1952 por el golpe militar de Batista. Restituirla y devolver a Cuba al cauce democrático fue el objetivo de aquella nueva revolución que culminó en el desastre que todos conocemos hoy.

Enarbolando los nombres de los héroes de la independencia, amparados en el culto demagógico a los caídos en las luchas contra Machado y Batista, acusando de anticubano a todo el que piense distinto, obligando a los tribunales a santificar la violación de los derechos ciudadanos, el actual régimen carece de la capacidad para liberarse de la camisa de fuerza totalitaria y desarrollar un modelo eficaz de de gobierno en beneficio del pueblo. Con el único propósito de sostenerse en el poder, impide el libre debate de todas las tendencias políticas propias de la diversidad social, amordaza a los medios de comunicación; convierte a los opositores pacíficos en agentes del imperialismo, califica de gusanos a los que disienten o se oponen y justifica sus campañas represivas que no tienen justificación.

Si, la historia cubana demuestra con hechos que no basta derrocar un tirano. La similitud de los métodos de lucha violenta utilizados por hombres de la talla de Martí, Guiteras o Echeverría, no valida su efectividad. La democracia no se conquista a tiros simplemente. Es necesario también sentar las bases de una nación con la suficiente estabilidad política y económica para sortear con éxito todos los desafíos internos y externos. En palabras del generalísimo Máximo Gómez:

"esas gentes de letras y de espíritu tranquilo y pacífico (…) confían el mandato de todas las cosas humanas a las ideas, y no suponen necesaria la fuerza bruta en ningún caso. Ellos tienen razón en parte, pues cuando con ella se triunfa queda el camino plagado de desastres".
No podemos vivir de la historia y menos usarla para justificar el presente totalitario. Eso es como vivir del cuento, un cuento macabro que, tras cinco décadas de opresión, no ha logrado llevar a Cuba ni al comunismo ni al capitalismo. Pero ha generado miles de muertos, decenas de miles de prisioneros políticos, más de dos millones de exiliados y una deuda externa de más de 7,793.7 millones de dólares, casi 700 millones por habitante. El inventario del desastre es extenso gracias a la corrupción, el nepotismo y la desesperanza generada en el pueblo. Como en la Rusia estalinista, la Alemania nazi o la Italia fascista, el Estado y la sociedad cubana están en función de la voluntad caprichosa del máximo líder. Ni siquiera en tiempos de Machado o Batista, se habló en Cuba de la sucesión de un gobernante por su hermano, como si se tratara de una monarquía. Como dijo Saco:

"(…) no hay hombres que ultrajen a la humanidad con más desprecio, ni que atropellen a las leyes y la libertad con más insolencia, que los revolucionarios que se erigen en regeneradores de la humanidad y en defensores de las leyes y la libertad

A nuestra generación corresponde re-evaluar la tradición histórica, descartar lo inservible y valorar las más recientes contribuciones de la sociedad mundial por los cambios políticos y sociales para con pasos firmes y certeros caminar hacia el futuro. Es hora de que las voces de todos los cubanos, de todas las generaciones, se sumen a un proyecto cívico nacional que nos permita trascender el castrismo, fomentar el desarrollo y crear las bases de una república que no requiera de un levantamiento armado cada 30 años para resolver sus problemas. Así nos enseñó Varela, el primero que nos enseñó a pensar:

"Mucho debe lamentar la política el temerario empeño de los que quieren concluir en un día obras que por su naturaleza exigen muchos años. No queremos dejar nada que hacer a nuestros venideros, y he aquí el modo de no dejarles nada hecho".

Oponerse al uso de la fuerza bruta como único medio para obtener la libertad no significa, por supuesto, oponerse a dicha libertad. Por eso hoy, 10 de Octubre, rendimos tributo a todos aquellos cubanos que desde corrientes políticas distintas y promoviendo métodos diferentes, persiguieron el objetivo común de recuperar la Patria. Pero el culto a su memoria debe trascender el discurso castrista para romper el ciclo inútil de la violencia y evitar que Cuba siga pariendo revoluciones y dictaduras cada 30 años con su secuela de destierro y dolor. Enfoquémonos en la suerte del ciudadano común y sus legítimas aspiraciones a tener una vida digna, decidir sobre la educación de sus hijos, proveerles lo necesario para vivir. Recuperemos nuestra capacidad de pensar sin comentar en secreto los vejámenes que le corroen el espíritu.

Unámonos en este empeño nacional para devolver al cubano, civilizadamente, su derecho inalienable a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Para que la mayor aspiración del cubano cuando piensa en el futuro no sea abandonar el suelo patrio y convertirse en extranjero.

¡Ese es el mejor tributo al 10 de Octubre!

Tuesday, October 6, 2009

Seguimos haciendo radio…

Ayer escuché por la radio una entrevista a Vladimiro Roca. Si, el hijo de Blas que fue piloto de Mig y ahora es cristiano, lee la Biblia y reclama atención de la Oficina de Intereses norteamericana. ¡Ah! Y es del grupo que quiere promover la sociedad civil en Cuba pero que brilla por su ausencia cuando hay que actuar en el interior de la isla.

Así sucedió durante el maleconazo: ni se acercaron a la zona. Así sucedió con aquella “Asamblea para promover la Sociedad Civil” cuyo desarrollo y recomendaciones jamás llegaron a ese pueblo que supuestamente debía unirse a sus ideas aunque en el extranjero si fue muy bien promovida por la prensa. Se dice que costó más de $50,000 dólares –si, leyeron bien- y sus organizadores ganaron exposición internacional pero de avance en la democratización de la Patria… nadita de nada. Cero. Tanto así que cuando Raúl Castro heredó el poder de su hermano declararon: "vamos a crear (ojo, en futuro) una comisión para estudiar donde podemos insertarnos en esta nueva situación”.

Ahora vuelven a la luz con la exhibición de un documental del Instituto de la Memoria Histórica titulado “Mambisas” a cuya presentación en la isla invitaron a la Oficina de Intereses norteamericana – no al pueblo-. Y están muy molestos porque los gringos no asistieron ni pidieron disculpas por su ausencia y porque la Seguridad del Estado le quitó a Vladimiro su teléfono celular y porque…

¡En fin! Que distinto hubiera sido si ese documental –de cuya calidad no dudo- hubiera sido exhibido simultáneamente en todas las Casas del Pueblo de los Municipios de Oposición. Si en lugar de dar un show para consumo externo, hubiera servido para despertar la conciencia del pueblo cubano de la isla.

¡Es curioso! No quiero pecar de suspicaz pero merece la pena revisar de vez en cuando los archivos: Cada vez que la oposición se fortalece, estos cuatro promotores de la sociedad civil salen a la luz pública. ¿Es acaso una oposición oficial para consumo externo?

Saturday, October 3, 2009

El embargo ¿Ayuda o condena para el pueblo cubano?

En estos días se ha recrudecido la campaña mediática que pretende allanar el camino para el levantamiento del embargo comercial a Cuba. Con el pretexto del libre intercambio, proliferan los informes, reportes, encuestas y recomendaciones a la administración del presidente Obama que abogan continuamente por la normalización de las relaciones con el régimen de Castro II.
Pero pensemos despacio ¿a quién beneficia y a quién perjudica el levantamiento del embargo?

¿Beneficia la libertad de Cuba? No. Tampoco se impuso con ese objetivo. El embargo fue la respuesta a la confiscación, sin indemnización previa, de las propiedades norteamericanas en Cuba. Pero Castro I comprendió su utilidad como arma política y desde el primer momento lo enarboló como bandera contra el “imperialismo” mientras hacía todo lo posible por detener cualquier iniciativa para su eliminación. Después de todo, el sustancial subsidio soviético y el comercio con infinidad de países minimizaban sus daños. Pero lo necesitaba como justificación, ante amigos y enemigos, del fracaso de su proyecto económico. Y desde entonces todos hemos bailado al son de esa música afirmando una y otra vez que las sanciones comerciales son la vía a la democracia.


¿Alivia las necesidades del pueblo cubano? Tampoco. Según la empresa castrista Alimport, la isla importó productos desde Estados Unidos por más de 4,400 millones de dólares en los últimos ocho años. Principalmente alimentos y medicinas pero también pie de crías ganaderas, papel, madera... ¿Qué culpa tiene el embargo de que el país que una vez fue la azucarera del mundo hoy compre azúcar en el extranjero? ¿O que necesite importar el maíz que cultivaban los siboneyes antes de la llegada de Colón? ¿O de que importe el 80% de los alimentos que consume? ¿Qué culpa tiene el embargo de que más del 60% de la tierra cultivable esté abandonada y cubierta de marabú?

¿Ayuda al régimen de La Habana? Si, definitivamente. Castro II -tan asesino como el anterior aunque sin ínfulas mesiánicas- es un vulgar matón de barrio con uniforme de general por más que lo políticamente correcto sea llamarle “pragmático”. Sabe que le dejaron un país en bancarrota, una papa caliente en las manos que no sabe como manejar. Por eso está coqueteando a ver si le quitan el embargo y puede acceder a los créditos financieros norteamericanos que necesita desesperadamente para mantenerse en el poder. Y de paso ¿por qué no? al dinerito extra de una cuenta congelada al gobierno cubano desde los primeros años de la revolución. Lo que queda, porque esos fondos, patrimonio del pueblo cubano, han sido otorgados liberalmente por las cortes norteamericanas a todo el que ha querido darle un picotazo.

¿Conviene a los productores norteamericanos? También. La exigencia del Congreso estadounidense de recibir los pagos de las compras en efectivo convierte el mercado cubano en una de los más seguros del mundo para el comercio. Y es improbable que los legisladores restrinjan las ventas de productos agrícolas a la isla que rápidamente se ha convertido en un excelente cliente de trigo, maíz, soja, arroz y pollos estadounidenses.


Ese mercado virgen y seguro para las compañías americanas era el que buscaba la administración del presidente Bush con las medidas que restringían las remesas y viajes a Cuba dirigidas a asfixiar la población y provocar una explosión social mientras los productores norteamericanos afianzaban sus operaciones en el país. Ante un eventual cambio político ya estarían lo suficientemente establecidos en el territorio nacional para ahogar el futuro económico de nuestros compatriotas.

Ahí está la esencia de esta larga y estéril discusión sobre el embargo que gira alrededor del chantaje emocional a los cubanos de aquí y de allá. Burda manipulación de los grandes intereses que mantiene a la oposición interna y externa en un confuso letargo, sin dar señales de entender la situación. El gran perdedor con el levantamiento del embargo va a ser, sin dudas, el pueblo cubano que en la isla apenas dispone de escasos artículos personales. La economía cubana quedará en manos extranjeras o de cubanos del exilio con suficientes recursos para identificar las oportunidades de negocio, financiarlos y explotarlos. ¿Puede algún cubano de la isla abrigar esperanzas de participar realmente en un sistema de libre empresa? ¿Con qué recursos? Una pequeña cafetería del post castrismo difícilmente podrá competir con una cadena de Mc Donalds. Y el sueño de un país próspero con una clase media fuerte que la soporte económicamente quedará reducido a una fuente de mano de obra barata, muy barata, cuando se produzca el cambio.

El embargo es un instrumento económico, no político, de los intereses comerciales que ignoran por completo los anhelos del cubano. Y ya los poderosos actores del drama nacional están comenzando a crear un clima de aparente normalidad social con cambios puramente cosméticos que pueden llegar hasta unas elecciones que, por supuesto, ganarán con amplio margen pero que demostrarán con hechos que se está transitando hacia la democracia. Y el presidente Obama, un personaje tan deportivo que se va a Dinamarca a discutir la sede de las olimpiadas en medio de dos guerras donde mueren sus soldados, una crisis económica que ha dejado 15 millones de desempleados, una amenaza permanente de terrorismo y una América Latina a punto de estallar en el conflicto hondureño, también estará dispuesto a ceder y ¿por qué no? a pedir perdón y solicitar ante el legislativo cambios drásticos en la política hacia Cuba para abrir la bolsa generosamente. Ya ha comenzado a dar algunos pasos suavizando las sanciones, enviando a una subsecretaria de Estado para conversar, invitando a “intelectuales” oficialistas a una recepción en su oficina de intereses en la Habana con exclusión de los opositores y hasta comentando el concierto de Juanes en La Habana. Sin comentarios.

Posiblemente si se levanta el embargo y Cuba tiene acceso a nuevos créditos, quien va a pagar es el contribuyente norteamericano. La dictadura cubana jamás ha satisfecho una deuda y esos granjeros tan ansiosos por colocar sus productos en el mercado cubano en realidad son subsidiados por el gobierno que tendrá que compensar sus pérdidas si Castro II no paga. Pero esa es una decisión del gobierno soberano de los Estados Unidos. Al pueblo cubano corresponde exigir que el levantamiento del embargo vaya acompañado por la derogación de una legislación que le impide cualquier actividad comercial individual y la promulgación de otra que garantice el derecho elemental al fruto de su trabajo independiente.

Si queremos de verdad una Cuba libre y un pueblo próspero debemos exigir como premisa la libertad económica que permita al cubano de a pie negociar, importar, producir y vender en buena lid, de pueblo a pueblo, con las mismas oportunidades de la inversión extranjera. Y entonces, independizado el individuo del estado, se abrirá el camino a la estabilidad política de un sistema democrático. Lo demás es pura demagogia hipócrita.



Wednesday, September 30, 2009

Yo no quiero la amnistía para los presos cubanos.

Ayer tuve el disgusto de escuchar una entrevista al nuevo títere castrista para la propaganda exterior a quien las Naciones Unidas llama con eufemismo Canciller: Bruno Rodríguez Parrilla. Con una sonrisa angelical y tras repetir una lista de demandas más larga que la carta de un niño a Santa Claus de acuerdo con el guión aprendido, afirmó que en Cuba, los llamados presos políticos son simples delincuentes que han violado las leyes establecidas.

Tiene razón el señor Rodríguez. La “legalidad socialista” condiciona el derecho a la libertad de pensamiento y expresión al sometimiento irrestricto al régimen. Es un precepto constitucional apoyado por otras leyes: el Código Penal (ley 62) , la ley mordaza (ley 88), etc. ¡Todo un cuerpo legal para respaldar las violaciones a los Derechos Humanos y Ciudadanos!

¿A quién le importa que el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 reclame el derecho a la libertad de expresión y opinión? ¿O que la Constitución cubana de 1940 lo recoja en su artículo 33° ¿O que el Pacto de San José de Costa Rica en 1969 lo consagre en su artículo 13°? De acuerdo con estos documentos las decenas de opositores y periodistas independientes tras las rejas cubanas cuyos rostros puedes ver aquí, sólo han ejercido sus derechos más elementales. Sólo el surrealismo cubano puede considerar delictivo expresar una opinión y codificarlo en el artículo 108 del Código Penal como Propaganda enemiga:

- Incurre en sanción de privación de libertad de uno a ocho años el que: a) incite contra el orden social, la solidaridad internacional o el Estado Socialista, mediante la propaganda oral o escrita o en cualquier otra forma; b) Confeccione, distribuya o posea propaganda del carácter mencionada en el inciso anterior.


- El que difunda noticias falsas o predicciones maliciosas tendientes a causar alarma o descontento en la población, o desorden público, incurre en sanción de privación de libertad de uno a cuatro años.


- Si, para la ejecución de los hechos previstos en los apartados anteriores, se utilizan medios de difusión masiva, la sanción es la privación de libertad de siete a quince años.


- El que permita la utilización de los medios de difusión masiva a que se refiere el apartado anterior incurre en sanción de privación de uno de cuatro años.

Esos que suplican plañideramente al régimen una amnistía para los presos políticos como acto de buena voluntad son los mismos que escucho continuamente pidiendo que levanten el embargo a Cuba mientras se afilan los dientes ante la posibilidad de comerciar con el régimen. ¿Amnistía? ¿Qué delito han cometido? ¿Qué ganamos con un gracioso gesto de buena voluntad liberadora de hombres inocentes si quedan las leyes para que nuevos cubanos vayan a la cárcel?

Que un ciudadano común pueda ser procesado por expresar sus opiniones es una infamia sólo superada por la conducta servil de abogados, jueces y legos para quienes “delito imputado” es sinónimo de “delito probado”. Cubanos cuya misión de impartir justicia se limita a solicitar, imponer y ratificar las sanciones desmedidas para compatriotas inocentes para luego, con la conciencia tranquila por el deber cumplido irse a dormir plácidamente o desgañitarse en alguna plaza pidiendo la liberación de los cinco espías juzgados y condenados en Estados Unidos.

Siento vergüenza por esos abogados genuflexos que no han encontrado el valor para levantar la voz. Y asco por los que piden a gritos el levantamiento del embargo pero no denuncian las atrocidades legales de ese régimen. A esos cómplices del atropello les recuerdo las palabras de Martí: “Ver en calma un crimen es cometerlo”.

Por eso, yo no pido amnistía. Pido la derogacion de estas leyes violadoras de todos los principios aceptados por la comunidad internacional y, sobre todo, exijo la libertad, inmediata e incondicional, para mis hermanos encarcelados por ejercer sus derechos.

Monday, September 28, 2009

QUE VOLÁ, ASERE

Llegan en balsa, en avión, en lancha rápida, cruzando la frontera… Puedes encontrarlos en Suecia, en Finlandia, en el desierto del Sahara… Son cubanos que huyen de la gris existencia a que le condenaron los errores históricos de generaciones anteriores. Prófugos del paraíso socialista con sus discursos, sus consignas y su moral revolucionaria.

Visten distinto, se comportan distinto, haban distinto. Se reconocen por el que volá asere con que se saludan y que significa también ¿qué hay por ahí?, ¿cuál es la última noticia no oficial?, ¿qué se puede resolver? Resolver, palabra clave en este lenguaje casi carcelario desarrollado al margen de la plomiza retórica oficial; donde escapar, no significa necesariamente huir sino robar y mentir para sobrevivir. Resolver lo imprescindible para sobrevivir en medio de la miseria en un país que inculca desde la cuna el miedo a la riqueza, donde la vida cotidiana se desliza entre largas filas para ponerle el cabo a una olla de presión o comprar la magra ración que te corresponde en la libreta de racionamiento, esperar horas en un consultorio después del diagnóstico porque no hay papel para las recetas o largas horas en engorrosas gestiones para que un burócrata le ponga un cuño necesario.

Y en su afán de resolver, dejan de ser compañeros para convertirse en antisociales, lumpen y peligrosos. Comienzan a ser vigilados, perseguidos, acosados por actividades ilícitas. Entonces reafirman su conformidad con la situación diciendo que no están en ná, declaración de inofensiva ausencia de ambición que les sirve de escudo protector contra ese vecino que vigila sus movimientos. Una declaración que lleva implícito también no estoy en contra del gobierno ni me interesa estarlo, vagabundeo esperando a ver que pasa sin intervenir, sentado en alguna esquina polvorienta mientras espero un futuro que no llega, con una botella de “chispa e´tren” en la mano para olvidar el vacío de una existencia sin futuro, junto a otros individuos que tampoco están en ná.

Es un lenguaje que nada tiene que ver con el nivel cultural. Una jerga nacida como acto inconsciente de protección y rebeldía en un país que teme a las palabras, donde nadie muere de cáncer sino de una larga y penosa enfermedad, donde “se quedó” así, a secas, no significa que permanece en la isla sino que logró pedir asilo en el extranjero. Una jerga marginal que permite el reconocimiento mutuo entre los Yosvani y las Yurisleikis, nombres con que los padres han intentado diferenciar con penacho propio a los hijos nacidos en la gris mediocridad.

Es la respuesta indirecta a una represión indirecta, donde el monopolio del gobierno y su único partido controlan la educación individual, deciden lo que puedes leer o escuchar, te dan o te quitan el empleo. Es el escape al control absoluto de una sociedad donde el avance personal depende del mayor o menor grado de integración política e identificación ideológica. Un sistema de coerción casi invisible para el ojo humano, violado solamente por las expresiones orales marginales.

Buscando los imprescindible fulas para poder resolver aprenden a no chivatear a quienes se mueven en el mundo de las actividades ilícitas hasta que se convierten definitivamente en gusanos que buscan una visa más que una divisa. Algunos simulan obediencia y mansedumbre hasta conseguir un viaje al extranjero donde se quedan. Otros, consiguen una carta de invitación y una visa para cualquier lugar, no importa cual. Los menos se vinculan con disidentes y se convierten en escoria de la sociedad socialista, por el simple hecho de criticar la política de un régimen que su generación no eligió y tras recibir actos de repudio, con pedradas incluidas, expulsión de sus centros de trabajo o estudio y otras medidas disuasivas, acaban en la cárcel.

El exilio no puede comprender a este cubano diferente que habla otro idioma, gusta de otra música, tiene un sistema de valores distinto. Ellos no saben lo que es no estar en ná porque siempre han estado en algo: unos luchando por lograr avances económicos, otros por brillar en los escenarios artísticos, otros, simplemente por sacar adelante a su familia de la nada. Sus jóvenes han crecido en una libertad irrestricta de acción y expresión. Algo que dejó de existir en Cuba desde hace 50 años y que impide estar en algo.
¿Se les puede juzgar por hablar distinto, vestir distinto o carecer de la educación formal del que vive afuera? ¿Y por su deseo de regresar a llevar un poco de esperanzas a los que atrás quedaron, con algunos dólares para paliar sus miserias? ¿Para ser tratado como señor representante de la Comunidad Cubana en el Exterior con acceso a todo lo que le fue negado como cubanito de "a pie"?

Quienes sueñan honestamente con un cambio en las instituciones políticas cubanas pueden esgrimir cualquier lógica para lograr sus fines y proponer métodos violentos o pacíficos, lucha armada o enfrentamiento cívico… Pero deben comprender el deterioro social de que ha sido objeto esta generación de hombres nuevos fruto del régimen de los Castro a quien les tocó administrar el fracaso de la revolución. Es necesario comprender su escala de valores, su psicología, la influencia del medio en que ha crecido y se ha desarrollado porque ellos son parte de la Nación, ellos componen la Patria.